“Siendo renacidos, no de simiente corruptible,
sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” 1 Pedro 1:23
Cuando nos
hacemos cristianos no se nos remodela ni se nos añade nada; somos transformados.
Los cristianos no tenemos dos naturalezas diferentes; tenemos una nueva
naturaleza, la nueva naturaleza en Cristo. La vieja muere y la nueva vive; no
coexisten. Jesucristo es justo, santo y santificado, y tenemos ese principio
divino en nosotros; lo que Pedro llamó la simiente “incorruptible” (1 P. 1:23).
Así que nuestra nueva naturaleza es
justa, santa y santificada porque Cristo vive en nosotros (Col. 1:27).
Efesios
4:24 nos dice que nos vistamos “del nuevo hombre”, una nueva conducta que es
apropiada a nuestra nueva naturaleza. Pero para hacer eso tenemos que eliminar
las normas y las prácticas de nuestra vieja vida. Por eso Pablo nos dice que
hagamos morir “lo terrenal en [nosotros]: fornicación, impureza, pasiones
desordenadas, malos deseos y avaricia” (Col. 3:5).
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)


