VIDA PLENA - ¡DEJA QUE LA LUZ TE GUÍE!
Por Faustino de Jesús Zamora Vargas
“Yo, la
Luz , he venido al mundo, para que todo el que cree en Mí no
permanezca en tinieblas.” Juan 12:46
“Luz resplandece en las tinieblas
para el que es recto; El es clemente, compasivo y justo.” Salmos 112:4
Lo que para el hombre es fortuito y casual, para Dios es plan. En una
ocasión Dios detuvo el sol en respuesta a una oración (Josué 10:13) para
demostrar que la naturaleza obra según Su voluntad y está sometida a Su
gobierno y soberanía. También para mostrar que la fe de su pueblo es la
substancia sobrenatural que lo moviliza a hacer lo que parece imposible para
que alcance la victoria. “…porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo.
Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe” (1 Juan 5.4) Igual que
trató con Josué, puede tratar con sus hijos de hoy. Y hasta puede “detenernos”
intencionalmente para mostrar su gloria y evitar que nos deslicemos hacia el abismo
de nuestra necedad. “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que
acaban por ser caminos de muerte” (Prov. 14.12 NVI)
Muchas veces la vida se parece a esos sueños en que, aterrados por la
angustia ante una situación que no podemos controlar, queremos dar un paso y no
podemos; en nuestra mente sólo está el
deseo de escapar a toda costa, pero algo incomprensible nos detiene, nos
paraliza. En el mundo real esto sucede siempre que dejamos a Dios fuera de
nuestras vidas y pretendemos asumir el control autosuficiente de nuestros
actos. Es entonces cuando Dios nos detiene para recordarnos que Él es Dios y
que sus proyectos son mucho mejores que los nuestros, que debemos confiar en su
control porque su plan, aun con escenarios y algunos episodios que nunca vamos
a comprender, es perfecto, como su voluntad es perfecta.
Dios detuvo el sol sobre el pueblo de Gabaón para que Israel infligiera
una derrota definitiva contra sus enemigos (Josué 10). Así alargó la luz del
día al detener el sol en su cenit por muchas horas hasta que la victoria de su
pueblo quedó consumada. ¿Quién es nuestra luz? ¿Por qué tememos si decimos
tener fe? ¿No venció la luz a las tinieblas? ¿No fuimos trasladados de las
tinieblas a su luz admirable? “Yo, la
Luz , he venido al mundo, para que todo el que cree en Mí no
permanezca en tinieblas. (Juan 12.46.)
Las victorias del cristiano no son
sus victorias sino las de Cristo. ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de
nuestro Señor Jesucristo! (1 Co 15.57). El único que ha dicho ser luz del mundo
es Jesús (Juan 8.12) y el único que afirmó haberlo vencido es Jesús. Cristo
alumbra en el cenit (en lo más alto) de tu vida y allí se detiene conforme a tu
fe para darte la luz suficiente que te llevará a la victoria (tenemos un solo
enemigo que fue derrotado en la cruz). Pídele que se detenga allí, bañándote de
su luz y prométele que permanecerás bajo ella rechazando las tinieblas del
mundo que no cesan de acosarte.
Y el día (la vida cristiana) te será más largo y próspero. Josué oró a
Dios para que el sol se detuviera en favor de la victoria. Tu victoria será
orar para que Jesús se detenga en ti y te bañe de su luz que trae bendición y
vida eterna.
¡Dios te bendiga! Lectura sugerida: Josué 10: 6-13


