“Nuestra ciudadanía está en los cielos.” Filipenses 3:20
Los
cristianos no somos ciudadanos de este mundo. La palabra griega para
“ciudadanía” en el versículo de hoy se refiere a una colonia de extranjeros. En
una fuente secular, se emplea para describir una ciudad capital que mantenía en
un registro el nombre de sus ciudadanos. En realidad, somos ciudadanos
inscritos de otro lugar: “El cielo”. Nuestros nombres están allí, nuestro Padre
está allí, nuestros hermanos y hermanas están allí, y nuestra herencia está
allí; es nuestra patria.
Los israelitas llevados al cautiverio babilónico
nos dan un paralelo histórico con la iglesia contemporánea. Su patria
seguía siendo la
Tierra Prometida aunque vivieron durante tantos años en una
sociedad extranjera. Pero cuando llegó el momento de regresar, muchos se habían
arraigado de tal modo en la cultura babilónica que no quisieron irse. Cuando el
Señor dice que es el momento de ir al cielo, luchamos contra eso como si fuera
lo peor que pudiera ocurrirnos porque este mundo ha llegado a ser todo para
nosotros. Por eso siempre se nos debe recordar que nuestra ciudadanía está en
el cielo.
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)


