DOS DOCTRINAS CLAVES AL EVANGELIZAR
CATÓLICOS
Por Mike Gendron
Las dos doctrinas más importantes que deben ser compartidos al
testificar a católicos romanos son las siguientes:
1) La autoridad suprema de la Palabra de Dios y
2) La suficiencia de Jesucristo
A los católicos se les enseña que sus tradiciones religiosas (que han
evolucionado a lo largo de los últimos 1.600 años), y la "infalible"
autoridad de la enseñanza del Magisterio (obispos), son iguales en autoridad a la Palabra de Dios. Sin
embargo, no hay ninguna autoridad superior al Dios todopoderoso. Él ha
establecido Su Palabra como la norma suprema e infalible por la cual todas las
enseñanzas y tradiciones de los hombres han de ser probadas para veracidad (Hechos 17:11; Salmo 119, Marcos 7:7-14).
Las enseñanzas falibles de los hombres
deben rendirse a la infalible Palabra de Dios. La Palabra de Dios es
suficiente para la salvación. Las Escrituras pueden hacernos sabios para la
salvación por la fe en Cristo Jesús (2
Tim. 3:15).
Los católicos niegan la suficiencia de Jesucristo en la salvación. De
hecho, niegan o rechazan todas las Escrituras que prueban que Él es suficiente
para salvar a los pecadores por completo y para siempre. Los católicos niegan "Por lo cual El también es poderoso
para salvar para siempre a los que por medio de El se acercan a Dios, puesto
que vive perpetuamente para interceder por ellos." (Hebreos 7:25). Se
les enseña que tienen que hacer su parte, porque Jesús no lo hizo todo. También
niegan todos los siguientes versículos que declaran su suficiencia.
-Él salva para siempre. "Y yo les doy vida eterna y
jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano." (Juan 10:28). Los
católicos no tienen la vida eterna, sólo la vida condicionada que se basa en lo
que hacen para mantener su salvación.
-Él obtuvo la redención eterna. "En El tenemos redención
mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su
gracia" (Efesios 1:7). A los Católicos se les enseña la obra de su
redención continúa en sus altares todos los días.
-Canceló y perdonó toda la deuda del
pecado. "os
dio vida juntamente con El, habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo
cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que
nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz."
(Colosenses 2:13-14). Los católicos necesitan confesar sus pecados mortales a
un sacerdote y hacer penitencia para ser perdonados.
-El purificó todos los pecados. “mas si andamos en la luz, como El
está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús
su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:7). A los Católicos se les enseña
que el purgatorio es un fuego limpiador que purifica sus pecados.
-Él redime de la maldición de la ley.
"Cristo nos
redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros
(porque escrito está: Maldito todo el que cuelga de un madero)" (Gálatas
3:13). Los católicos deben obedecer la ley para ser salvos.
-Él es el único mediador sin pecado.
"Hay un solo
Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1
Tim. 2:5). A los Católicos se les enseña María es otro mediador sin pecado.
-Él es el único camino. Jesús le dijo: "Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí (Juan 14:6).
El Papa dice que los ateos pueden seguir a sus corazones para llevarlos al
cielo.
-Él proporciona una posición
correcta permanente delante de Dios. "Porque por una ofrenda El ha hecho perfectos para
siempre a los que son santificados.” (Hebreos 10:14). Los católicos pierden su
justificación cuando cometen un pecado mortal y deben ser re-justificados por
los sacramentos.
-Él le da toda bendición espiritual.
"Bendito sea
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo" (Efesios 1:3).
Los católicos que creen el evangelio falso y fatal de Roma están vacíos de
bendiciones y destinados al castigo eterno del infierno si no se arrepienten y
creen en el verdadero evangelio de la gracia.
Cuando testificamos a los católicos les debemos mostrar el verdadero
Jesucristo, que se revela tan majestuosamente y gloriosamente en la autoridad
suprema de Dios de verdad –¡su Santa Palabra!–


