CUATRO TENDENCIAS PREOCUPANTES
EN LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA
Por Michael Horton
De acuerdo a varios estudios, los evangélicos generalmente no saben lo
que creen y por qué lo creen. En consecuencia, la mayoría comparte con la
sofocante cultura una confianza en la bondad humana y un débil punto de vista
de la necesidad de la gracia salvadora de Dios en Jesucristo.
De acuerdo a estos reportes, la mayoría de los evangélicos creen que
somos salvados por ser buenos y que hay muchas maneras de salvación aparte de
una explícita fe en Jesucristo.
A continuación anoto unas pocas preocupantes tendencias que necesitan
ser revisadas y reformadas en la vida de la iglesia contemporánea:
1. Estamos tan confiados en nuestras
propias palabras
Estamos tan confiados en nuestras propias palabras, de modo que las
iglesias llegan a ser cámaras de eco de las últimas tendencias en la sicología
pop, de la mercadotecnia, de la política, del entretenimiento, y del liderazgo
empresarial. Necesitamos recuperar nuestra confianza en el Dios Triuno y su
Palabra, como Él las comunica con autoridad en su Palabra.
2. Estamos tan confiados en nuestros
métodos
Estamos tan confiados en nuestros propios métodos para tener éxito en lo
personal, lo eclesial, y en la transformación social. Necesitamos volvernos
otra vez al juicio y gracia de Dios, a su acción a través de sus medios
ordenados de gracia.
3. Estamos tan confiados en nuestras
propias buenas obras
Estamos todos tan confiados en nuestras propias buenas obras. Necesitamos
arrepentirnos y ser traídos otra vez de vuelta a despreciar no solo nuestros
pecados sino también arrepentirnos de nuestras pretendidas justicias
personales.
4. Estamos tan enamorados de nuestra
propia gloria
Estamos tan enamorados de nuestra propia gloria, de los reinos que
estamos construyendo.
Necesitamos ser traídos de vuelta al lugar de la confianza en Cristo
donde somos profundamente conscientes de “que estamos recibiendo un reino
inconmovible” (Hebreos 12.28), porque Dios lo está construyendo para su propia
gloria, y las puertas del infierno no prevalecerán contra este.
Solo cuando cerramos nuestros oídos a las falsas promesas de esta edad
pasajera hacia la Palabra
de Dios, y a la gloria del Triuno Dios como nuestra única meta, podemos esperar
ver un genuino avivamiento del discipulado cristiano, la adoración y la misión
en el mundo hoy.


