“Llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.” 1 Pedro 2:24
La muerte
expiatoria de Jesucristo es una verdad fundamental de la fe cristiana. La
redención, la justificación, la reconciliación, la eliminación del pecado y la
propiciación son todos resultados de la obra expiatoria de Cristo.
El apóstol
Pablo también destacó esa obra cuando dijo que Dios “al que no conoció pecado,
por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios
en él” (2 Co. 5:21), y que “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho
por nosotros maldición” (Gá. 3:13).
Algunos sostienen que es inmoral enseñar que
Dios tomó forma humana y llevó los pecados de hombres y mujeres en su lugar. Dicen que
es injusto transferir el castigo del pecado de un culpable a un inocente. Pero
eso no es lo que sucedió. Cristo tomó voluntariamente nuestro pecado y llevó su
castigo. Si no hubiera estado dispuesto a tomar nuestro pecado y aceptar su
castigo, como pecadores nosotros hubiéramos llevado el castigo del pecado en el
infierno para siempre. La obra de Cristo en la cruz no fue injusta; ¡fue el
amor de Dios puesto en práctica!
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)