SEMANA 3 - PALABRAS RETENIDAS
“El que retiene sus palabras tiene conocimiento, y el de
espíritu sereno es hombre entendido.” Proverbios 17:27
Escribe formas en que
este verso puede ser aplicado en tu vida esta semana. Quizás has sentido la
convicción de pecado, como la he sentido yo, a través de este estudio de la
lengua. ¡El espejo de la
Palabra de Dios ha revelado y expuesto nuestro corazón!
David clamó al Señor
en el Salmo 26:1-3, “Hazme justicia, oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he
andado, y en el SEÑOR he confiado sin titubear. Examíname, oh SEÑOR, y
pruébame; escudriña mi mente y mi corazón. Porque delante de mis ojos está tu
misericordia, y en tu verdad he andado.”
Las Escrituras le han
pasado un examen a nuestras lenguas. Cuando levantamos nuestras vidas ante la Palabra de Dios, todo lo
que encontraríamos serian fallas si no fuera por el trabajo transformador del
Espíritu de Dios en nuestros corazones. De manera natural a nosotros no nos
sale el hablar consistentemente con palabras de sabiduría y bondad. Eso es
sobrenatural. Y por el poder sobrenatural del Espíritu Santo, podemos llegar a
tener corazones sabios y bondadosos que hablan palabras sabias y bondadosas.
DÍA 11 - GUARDA TU BOCA
“SEÑOR, pon guarda a mi boca; vigila la puerta de mis
labios” Salmo 141:3
La presencia de una
guardia indica la posibilidad de peligro. No custodiamos algo que no necesite
ser protegido.
Nota donde se pone esta
guardia. No en los oídos -para protegernos de las palabras que podamos escuchar
nos afecten, ni en el corazón- para que nos escude de las heridas que a veces
nos causa lo que otros hacen. En lugar de eso, el salmista le pide a Dios que
ponga un centinela en su propia boca, sabiendo que el mayor peligro no estaba
en lo que otros podían hacerle, sino en lo que él podía decir en contra de los
demás.
Nuestra boca puede
ser un arma peligrosa. Palabras
imprudentes, duras, descuidadas, que causan dolor en aquellos que las reciben.
“Y la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre
nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el
infierno e inflama el curso de nuestra vida” (Santiago 3:6).
Muchas veces le damos
rienda suelta a nuestras lenguas. A pesar de que luego lamentamos lo que
dijimos, nunca podremos hacer que desaparezcan. Mejor es poner un guarda en
nuestra boca, como prevención de lo que pueda salir libremente de ella, que
tratar furiosamente de devolver las cosas a su puesto una vez decimos cosas que
nunca debieron salir de nuestros labios.
- “Examíname,
oh SEÑOR, y pruébame; escudriña mi mente y mi corazón.”(Salmo 26:2) ¿Qué te ha estado diciendo Dios a medida que hemos
examinado nuestras palabras con este estudio?
-
“SEÑOR, pon guarda a mi boca; vigila la puerta de mis labios” (Salmo 141:3) Escribe una breve oración
expresándole a Dios tu deseo de que El controle tus palabras hoy.
-
“Porque el SEÑOR da sabiduría, de su boca vienen el conocimiento y la
inteligencia” (Proverbios 2:6) ¿Qué
rol juega la Palabra
de Dios en ayudarnos a usar palabras sabias, bondadosas y de gracia?
- “El
que guarda su boca y su lengua, guarda su alma de angustias.” (Proverbios 21:23) ¿Qué puedes hacer
hoy para guardar tus palabras?
NANCY LEIGH DEMOSS - (Dev. "EL PODER DE
LAS PALABRAS")