“Santificad a Dios el Señor en vuestros
corazones.” 1 Pedro 3:15
A pesar de
la oposición a la que pueda enfrentarse el creyente en este mundo, siempre debe
afirmar en su corazón que Cristo es Señor. Debe aceptar y reconocer la
soberanía y majestad del Señor, temiendo solo a Él.
El creyente
que santifica a Cristo lo exalta como el objeto de su amor y su lealtad.
Reconoce su perfección, ensalza su gloria y exalta su grandeza. Se somete a la voluntad de Dios, comprendiendo
que su voluntad a veces implica sufrimiento. Vivir de esa manera es adornar
en todo “la doctrina de Dios nuestro Salvador” (Tit. 2:10).
Como
cristiano, tiene que consagrarse a honrar a Cristo como Señor, aun en medio del
sufrimiento. La sumisión a Él le dará valor y fortaleza en medio de la
hostilidad.
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)