“Su grande misericordia nos hizo renacer para
una esperanza viva.” 1 Pedro 1:3
Cuando Dios
lo salvó y lo transformó a usted, le dio “una herencia incorruptible,
incontaminada e inmarcesible” (1 P. 1:4). Como resultado, los cristianos pueden
vivir con la esperanza de esa herencia eterna.
¿Por qué es
importante esa esperanza? Los incrédulos
no confían en Él, de modo que no pueden esperar en Él. Pero como creyente
usted ha visto que Dios ha sido fiel en el pasado y en el presente, y que le da
la esperanza de que será fiel en el futuro. Y eso le da gloria.
Digámoslo
de una manera sencilla: Dios es glorificado cuando usted confía en Él. Dios es
glorificado cuando usted cree en Él. Y Él es glorificado cuando usted espera en
su promesa futura. El Dios que le ha dado tan gran salvación es digno de su
esperanza.
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)