"Jehová lo
sustentará sobre el lecho del dolor." Salmo 41:3
Recuerden que esta es una promesa para el hombre que considera al pobre.
¿Eres tú uno de ellos? Entonces puedes apropiarte del texto, pero nadie más
puede hacerlo.
¡Vean cómo en la hora de la enfermedad, el Dios de los pobres bendice al
hombre que se preocupa por los pobres!
Los brazos eternos sustentarán su alma así como las manos amigas y la
blanda almohada sustentan el cuerpo del enfermo. ¡Cuán tierna y condescendiente
es esta imagen; cuán cerca de nuestras debilidades y de nuestras enfermedades
trae a nuestro Dios! ¿Quién oyó decir lo mismo del antiguo Júpiter pagano, o de
los dioses de la India
o de China? Este es un lenguaje peculiar al Dios de Israel; Él es quien se
digna volverse enfermero y asistente de los hombres buenos. Si golpea con
una mano, Él sustenta con la otra. ¡Oh, es un bendito desfallecimiento cuando
uno cae sobre el propio pecho del Señor y es sustentado allí! La gracia es el
mejor de los reconstituyentes; el amor divino es el más seguro estimulante para
un paciente que languidece; vuelve al alma fuerte como un gigante, aun cuando
los huesos se estén quebrando a través de la piel. No hay ningún médico como el
Señor, ningún tónico como Su promesa, ningún vino como Su amor.
Si el lector ha incumplido su deber para con los pobres, ha de ver lo que
está perdiendo y de inmediato debe volverse el amigo y ayudador de los pobres.
CHARLES SPURGEON -
(Devocional "MEDITACIÓN DE HOY")