“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y
renueva un espíritu recto dentro de mí.” Salmo 51:10
No puede
haber verdadera confesión sin arrepentimiento. Muchas veces no confesamos
nuestro pecado porque no estamos dispuestos a abandonarlo. Cuando era un joven
cristiano, recuerdo haberle dicho al Señor que me arrepentía por determinados
pecados que había cometido y después le daba gracias por haberlos perdonado.
Pero eso era lo único que hacía.
Ocurrió
algo importante en mi vida espiritual cuando comencé a decir: “Señor, gracias por perdonarme esos
pecados. Sé que no te agradan, y no quiero volver a cometerlos”. Eso puede
ser difícil de decir porque a veces queremos cometer ciertos pecados otra vez.
Pero revelamos falta de madurez espiritual cuando queremos eliminar el castigo
del pecado pero deseamos retener el placer. Para que su confesión de pecado sea
genuina, debe apartarse de sus pecados.
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY)