“Y aunque sea derramado en libación sobre el
sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros.” Filip. 2:17
La sociedad
norteamericana está produciendo una generación de cristianos que quieren sobre
todo alcanzar el éxito. Casi nunca tienen una humilde actitud de servicio. No
están dispuestos a hacer sacrificios por la causa de Cristo porque se les ha
enseñado, de forma oral o de algún otro modo, que los cristianos deben ser
ricos y famosos, que deben tener éxito y ser populares.
Tal orientación hacia el éxito personal y no
hacia el servicio humilde es lo opuesto de lo que glorifica a Dios. Vivir
para la gloria de Dios quiere decir que usted sabe que es mortal y está
dispuesto a morir, si fuera necesario, para lograr los propósitos de Dios. Tal
actitud humilde glorifica a Dios. Para crecer
espiritualmente, debemos estar absortos en el señorío de Cristo en el momento
de la salvación y permitirle que domine nuestra vida de allí en adelante. Al
hacerlo, debemos buscar solamente su gloria, no nuestra comodidad ni nuestro
éxito. No creceremos cuando escojamos nuestro propio camino o sirvamos a Dios
con el motivo incorrecto.
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY)