"...Benaía... descendió y mató a un león en medio de un
foso, cuando estaba nevando" 2 Samuel 23:20
Benaía era uno de los
"valientes" de David. Su currículum dice: "Benaía... valiente...
de grandes hazañas... descendió y mató a un león en medio de un foso un día que
estaba nevando" (2 Samuel 23:20 LBLA). A eso le podemos llamar "coraje
y sangre fría". La mayor valentía se demuestra cuando nos enfrentamos al
temor. Alguien dijo: "El coraje no es más que el temor que ha dicho sus
oraciones". Cuando estás seguro de que has escuchado claramente a Dios, la
fe te invade y te llenas de valor. Pero luego, al moverte en fe, te topas con
los leones del miedo: '¿Qué pasa si las cosas no van bien?' '¿Qué pasa si me
equivoco?' '¿Qué va a decir la gente?' De repente, te enfrentas a un ataque de
incógnitas.
Según Mark Twain: "La valentía consiste en resistir y
dominar al temor, no en no sentirlo". Tienes que decidir en tu
interior si vas a ser guerrero o aprensivo; no hay término medio. Cuando te
enfrentas a un problema de salud, una crisis familiar o dificultades
económicas, o bien eliges aferrarte a la Palabra de Dios y luchar o bien cedes ante la
preocupación. Mientras vivamos en esta tierra nunca llegaremos a entender del
todo por qué a la gente buena le suceden cosas malas. Pero una cosa sabemos:
Dios es bueno, ¡siempre! Por lo tanto, cuando llega la adversidad, te puedes
rendir ante el temor y dejar que destruya tu paz interior y tu bienestar o te
haces un guerrero armado con la
Palabra de Dios y te levantas en contra de eso. Cuando el
temor te amenace y quiera apoderarse de tu ánimo, mantente firme como el
salmista y proclama: "En el día que temo, yo en ti confío" (Salmo
56:3).
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén no
descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en la Tierra.. ." (Isaías
62:1-7)


