“Declarado Hijo de Dios
con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los
muertos.” Romanos 1:4
Jesucristo tenía que ser más que hombre; tenía que ser
también Dios. Si Jesucristo fuera solo hombre, aun el mejor de los hombres, no
podía haber salvado a los creyentes de su pecado. Si fuera incluso el hombre
justo de la simiente de David, pero no Dios, no podía haber soportado el
castigo de Dios el Padre en la cruz y haber resucitado de los muertos. No podía haber vencido a Satanás y al
mundo, sino que habría sido vencido como son vencidos todos los hombres.
Si hubo alguna duda de que Jesucristo era el Hijo de
Dios, su resurrección de los muertos debiera eliminarla. Tenía que ser hombre
para llegar a nosotros, pero tenía que ser Dios para resucitarnos. Cuando Dios resucitó a Cristo de los muertos,
confirmó que era verdad lo que él dijo.
Tan claro como el horizonte separa la tierra del cielo,
así la resurrección separa a Jesucristo del resto de la humanidad. Jesucristo
es Dios encarnado.
JOHN MACARTHUR
- (Devocional "LA
VERDAD PARA HOY)