EL EVANGELIO
Por Steven Lawson
El
Evangelio es muy simple, Jesucristo. ¿Quién de nosotros está cansado de oír del
Señor Jesucristo? Él es el Hijo de Dios, el Hijo del Hombre. Enviado a este
mundo para nacer de una virgen para que él fuese sin pecado, que Él pudiese
nacer bajo la ley, guardar la misma ley que tú y yo rompemos día tras día, tras
día. El perfecto, sin pecado, Hijo de Dios ha cumplido a la perfección todos
los requisitos de la ley de Dios, y está listo para dar su justicia para que
nosotros pudiésemos tener una posición perfecta delante de Dios. Que fue a una
cruz; allí fue levantado para morir. Que en esa cruz, los pecados de todos los
que creerían en Él fueron transferidos a Él. Y al que no conoció pecado, Dios
lo hizo pecado por nosotros para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios.
El gran intercambio de la cruz –lo peor de mí puso sobre El, lo mejor de El
ahora es puesto sobre mí al derramar Su sangre en la cruz–.
Él reconcilió al hombre pecador a Dios
santo.
No hay otro camino para nosotros de tener una relación con un Dios
infinitamente santo, excepto a través de la sangre de la cruz del Señor
Jesucristo. Y fue mediante su muerte sustituta, vicaria llevo el pecado sobre
esa cruz, fue como si Él tomase al hombre pecador en una mano, y el Dios santo
en la otra mano y la llevó a los dos juntos a través de Su muerte. Mediante esa
muerte Él satisfizo la justa ira de Dios y aplacó Su ira hacia todos los que
creyeran en El.
Ahora
por lo tanto ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo. Fue a través de esa muerte que Él redimió a los pecadores
sacándolos del mercado de esclavos del pecado, y nos redimió de la tiranía de
las garras de Satanás sobre nuestras vidas. Fue por esa muerte que Jesucristo
ha proporcionado ahora salvación gratuita para todos los que invocan Su nombre.
Él fue bajado de la cruz, Él dijo: “Consumado es.” No, estoy consumando sino
“Consumado es.”
Había
completado la misión de salvación que Él había venido a este mundo a cumplir.
Fue enterrado en la tumba del un hombre rico y al tercer día el poder que era
estaba en Él –el Hijo de Dios– Él se levantó de entre los muertos. Salió de la
tumba un resucitado, viviente, victorioso, Salvador. Él ascendió a los cielos,
está ahora sentado a la diestra de Dios Padre, y todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo. El es poderoso para salvar perpetuamente a todos
los que le invocan…
Clamar
al Señor Jesucristo es apartar la mirada de sí mismo, apartar la mirada de la
religión, apartar la mirada de su iglesia, a apartar la mirada de su
denominación, apartar la mirada de su bautismo y su membresía de la iglesia, y
todas sus buenas obras y mirar exclusivamente al Señor Jesucristo.
Él dice: "Al que viene a mí yo no
le echo fuera." Él ama salvar a los pecadores. Él es el
amigo de los pecadores. Él vino a buscar y a salvar lo que se había perdido… Él
no vino a los justos, Él vino por los injustos. Él es un buen médico. No vino
por el sano, sino a los que están enfermos.
¿Lo
puedes decir en este momento cuán pecador eres, cuán enfermo estás por el
pecado? -Que usted es incapaz de salvarse a sí mismo-. ¿Clamarías a Él? Di:
Señor Jesús, sálvame. Soy un pecador miserable destinado al infierno, pero tu
gracia se ofrece a los pecadores como yo. Y si vas a invocar Su nombre en este
mismo momento te prometo por el poder de la palabra de Dios que Él te salvará –Él
te salvará hoy–. Él lavará tus pecados. Serás limpio y puro de la parte
superior de la cabeza hasta la planta de los pies.
Él
dice: "Ven, razonemos juntos. Si vuestros pecados fueren como la grana,
vendrán a ser blancos como la nieve. Si fueren rojos como el carmesí vendrán a
ser como blanca lana.” Si vas a recurrir a Él, Él te dará Su justicia. Es un don gratuito. No hay nada que puedas
hacer para ganarlo. No hay nada que puedas hacer para merecerlo. Él te
vestirá con las vestiduras perfectas de Su justicia. Y cuando Dios te mire
habrá una cubierta para tu pecado. Él verá sólo la perfecta justicia de
Jesucristo que cubre la totalidad de lo que eres –un alma enferma de pecado–.
Vas a encontrar la aceptación de Dios, y un día cuando mueras Él te llevará a
la misma presencia del Padre y te presentara sin mancha delante del trono de
Dios.
Él dice: "Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí.”(Juan 14:6) Pedro dijo
que no hay salvación en ningún otro nombre. Porque no hay otro nombre bajo el
cielo dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Pablo dice que hay un solo
Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. Quien se
dio a sí mismo en rescate por todos un testimonio nacido en el momento
adecuado.
Si
te alejas de esta oferta gratuita del evangelio, no hay esperanza para tu alma.
Habrás pisoteando la sangre preciosa del Señor Jesucristo. Quiero decirte que
el infierno no puede ser lo suficientemente caliente para que puedas escuchar
este mensaje, escuchar esta verdad, y rechazar al Señor Jesucristo, que sufrió
y sangró y murió en la cruz del Calvario para salvar a los pecadores.
Si
niegas el evangelio tu sangre está en tus propias manos y que sufrirás en el
infierno para siempre bajo el tormento de la ira de Dios. Estarás entre los
tormentos de los condenados, y nunca vas a encontrar alivio para tu alma.
Pero
hoy las puertas del paraíso se abrieron a ti, y puedes venir y puedes
entrar. Y Jesús dice: “Venid a mí todos
los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo
sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y
hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga
ligera.” ¡Qué difícil es que puedas seguir viviendo una vida de pecado. Cuán
glorioso sería entrar en el yugo del Señor Jesucristo y recibir Su salvación.
Este es un momento decisivo en tu vida. Nunca tendrás una oportunidad como esta
de nuevo en que el evangelio es tan claramente presentado a ti, y por lo que te
ruego, te lo ruego, si no eres salvo, si no te has comprometido, en este
momento encomienda tu vida a Jesucristo. Él te recibirá, Él te salvará, Él le
lavará, y un día él te llevará al cielo donde pasarás toda la eternidad con El!
Esta es la mayor oferta que se haya hecho
a alguien en esta tierra. Se trata de las gloriosas buenas nuevas de la
salvación en Jesucristo. Así que te insto en este momento si nunca
has creído en Jesucristo, de corazón digas, Señor Jesús yo soy un pecador, y tu
un Salvador, yo soy un gran pecador, Tu un gran Salvador, y ahora este momento
como un acto de mi voluntad, comprometo todo lo que yo soy a Ti. Si usted nunca
ha hecho eso, yo le pido que lo haga en este mismo momento.