CÓMO ELEGIR A UN PASTOR
Por Curtis C. Thomas
Determinar
que uno ha sido llamado al ministerio es una de las decisiones más importantes
que un hombre puede tomar. Implica toda una vida de servicio, llena con una
mezcla de todas las emociones que nos podamos imaginar —desde la tristeza
intensa hasta el gozo profundo— según el pastor intenta pastorear a personas de
todo tipo y condiciones, a menudo con necesidades personales serias y continuamente
cambiantes.
Lo
siguiente en importancia a la decisión personal del hombre, es la decisión de
la iglesia de que el hombre (o los hombres) en cuestión es el hombre (o los
hombres) que debe conducir su cuerpo local. Es importante porque Dios ha dado los parámetros de su trabajo y las
cualidades requeridas y necesarias para el hombre de Dios. Cuando una
iglesia coloca su sello de aprobación sobre los hombres que la dirigen, está
afirmando que la iglesia está de acuerdo en que estos hombres cumplen con todos
los requerimientos que Dios ha estipulado y que son los hombres apropiados para
ese cuerpo local particular. Esa decisión implica mucha responsabilidad y, por
ende, elegir a un hombre nunca debe hacerse de manera descuidada.
Desafortunadamente,
a menudo he visto ejemplos en los que hombres han sido escogidos simplemente
sobre la base de su habilidad de oratoria. Sin embargo, el énfasis bíblico
radica en el carácter personal del hombre y no en sus destrezas para predicar
(ver 1 Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9; 1 Tes. 2:7-12; 1 Pedro 5:1-4). Muchos
predicadores tienen un “sermón para ser llamados”, que es un mensaje en el que
han trabajado de manera incansable y que pueden predicar con excelente
terminación. Este sermón particular es predicado a las iglesias candidatas con
miras a un llamado al pastorado. Cuando eso es lo que básicamente conocen los
miembros de una iglesia acerca del hombre, se están tomando grandes riesgos. Un
sermón no es base suficiente para una decisión tan trascendental.
Son muchas las áreas que deben ser
investigadas antes de que una iglesia llame a un hombre a su ministerio. El comité
para el púlpito (o el comité de búsqueda pastoral) debe hacer su tarea con sumo
cuidado, pero en última instancia la decisión de llamar a un pastor descansa en
los miembros de la iglesia. Para tomar una decisión inteligente necesitarán
tener las respuestas a muchas preguntas. Por ejemplo:
¿Está
el hombre moralmente calificado para ocupar el oficio de pastor? (Ver los
pasajes de 1 Timoteo, Tito, 1 Tesalonicenses y 1 Pedro que citamos
anteriormente.)
¿Posee
este hombre la educación, el entrenamiento o la experiencia para ocupar este
trabajo?
¿Cuáles
han sido sus experiencias pasadas en las iglesias?
¿Está
este hombre calificado para ocupar el rol particular que la iglesia le asignará
y estará satisfecho con el mismo?
¿Conoce
este hombre la Palabra de Dios?
¿Está comprometido con la inspiración,
inerrancia y autoridad de la Palabra de Dios?
¿Es
un hombre de oración?
¿Sigue
la teología de este hombre la teología de la iglesia?
¿Será
aceptable a la iglesia su estilo de predicación?
¿Habrá
algún esqueleto en su closet que pueda potencialmente hacer daño a él y a la
iglesia?
¿Es
su estilo de vida personal un buen ejemplo a seguir en la comunidad?
¿Es
claro que ama a su esposa y que la trata con respeto?
¿Será su esposa un saldo positivo para su ministerio?
¿Será su esposa un saldo positivo para su ministerio?
¿Son
sus hijos obedientes y respetuosos?
¿Trabajará bien con los demás líderes de la iglesia?
¿Trabajará bien con los demás líderes de la iglesia?
¿Ha
leído y está en conformidad con las declaraciones doctrinales, constitución,
estatutos y filosofía ministerial de la iglesia?
¿Cuáles
es su punto de vista con respecto al matrimonio, al divorcio y al nuevo
matrimonio?
¿Mantendrá
un balance apropiado entre los diversos deberes del ministerio —predicar,
enseñar, aconsejar, administrar, escribir, — etc.?
¿Asumirá
el liderazgo en la aplicación del programa disciplinario de la iglesia?
¿Está
dejando su presente pastorado bajo alguna nube de duda?
¿Están
sus finanzas personales en orden?
¿Aparenta
ser un hombre de coraje y visión?
¿Pueden
este hombre y su familia vivir dentro del salario y los beneficios que se le
han ofrecido?
¿Es
este un hombre que la iglesia puede respetar y seguir como ejemplo?
¿Tiene
este hombre un corazón de siervo?
¿Planea
este hombre desempeñar un ministerio de por vida aquí o será esta iglesia
simplemente utilizada como trampolín hacia otro ministerio?
Esta lista no pretende ser exhaustiva.
Cada iglesia tendrá sus propias preguntas particulares que necesitan ser
respondidas.
Obviamente,
para ser capaz de responder muchas de estas preguntas, la iglesia deberá pasar
tiempo con este hombre y su familia. Es por esta razón que el mejor método es
desarrollar a sus propios pastores justo en el seno de la familia de la
iglesia. Cada vez más crece el número de centros de entrenamientos pastorales
dentro de las iglesias mismas. Ofrecen cursos locales a nivel de seminario, al
mismo tiempo que proveen de experiencia práctica dentro de la iglesia. De esta
manera pueden comenzar a conocer al hombre y a su familia y están en una mucha
mejor posición para juzgar sus cualificaciones para el oficio.
En
muchos casos, sin embargo, esto no es posible. Cuando una iglesia tiene que
buscar fuera de sí misma para encontrar a un pastor, la membresía debe pasar
tiempo suficiente con el hombre para ser capaz de evaluar los requisitos y el
carácter mencionados anteriormente. Se deben coordinar suficientes reuniones
explicativas y sostener discusiones con el fin de que los miembros estén
satisfechos con el conocimiento del hombre, su trasfondo, su familia, su
teología, sus destrezas, su filosofía ministerial y otras áreas pertinentes de
su vida. Hacerlo de otra manera sería como cortar en la oscuridad, con riesgo
de causar un daño serio al hombre, a su familia y a la iglesia.
La iglesia también tiene la
responsabilidad de ser perfectamente abierta y honesta con el candidato con
respecto al cuerpo eclesiástico. ¿Tienen problemas en la actualidad? ¿Hay
unidad en la membresía? ¿Cómo es el liderazgo actual? ¿Está la iglesia
creciendo o está estancada? ¿Persisten problemas sostenidos con pastores
anteriores? ¿Está la iglesia seriamente endeudada? ¿Estará la iglesia dispuesta
a seguir a un nuevo hombre? ¿Quieren los miembros a alguien que será honesto
con ellos al tratar con sus vidas? Debe haber apertura frontal completa para
que el candidato pueda tomar una decisión inteligente en cuanto a si está
interesado o capacitado para llenar la necesidad.
Es
imposible cubrir todas las bases por adelantado, y aun cuando haya habido una
investigación extensa, todavía habrá algunos errores. En algunos casos puede
que se escoja al hombre incorrecto. No obstante, tales errores deben ser
minimizados haciendo la debida investigación mencionada anteriormente.
Obviamente,
el ingrediente más importante para la iglesia y para el candidato es la oración
seria, pedir a Dios que supervise todo el proceso, guiando a ambas partes a la
decisión correcta.
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*Este
material fue tomado del libro “Life in
the Body of Christ” del autor Curtis C. Thomas, y ha sido traducido y
reproducido aquí con permiso de la casa publicadora. ©Salvador Gómez Dickson,
por la traducción al español.


