POR ÉL TODAS LAS COSAS SUBSISTEN
Solo en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra
tienen sentido.
Cuando Pablo declaró
en Efesios que Cristo «todo lo llena en todo» y en Colosenses que «Cristo es el
todo, y en todos», él no estaba meramente dándonos frases piadosas; él estaba
indicando el hecho firme y fundamental de la supremacía de Jesucristo. Cristo
era todo para Pablo. A los corintios, él había escrito: «Me propuse no saber
entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado». A los
gálatas, él escribió: «Dios prohíbe que me gloríe, salvo en la cruz del Señor
Jesucristo». A los efesios, escribió de Aquel que «todo lo llena en todo» y a
los filipenses declaró: «Para mí el vivir es Cristo».
Escribiendo a los
Colosenses, él enfrentó un estallido de herejía, no tanto apuntando sus errores
–aunque él hizo eso–, sino presentando al Señor Jesucristo como «la imagen del
Dios invisible», «Cristo en vosotros, la esperanza de gloria», «en quien están
escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento», «Cristo,
nuestra vida», «Cristo, el todo, y en todos».
Ha transcurrido un
largo tiempo desde que Colosenses fue escrito, pero hay la misma tendencia a
menospreciar a nuestro Señor. En sus pensamientos, millares de cristianos lo
localizan ya sea en Palestina un largo tiempo atrás, o a la diestra del Padre
ahora. Uno piensa en el predicador que viene de regreso de un viaje a la Tierra
Santa y que aburre a todos mencionándolo continuamente. Un viejo predicador
observaba: «¡Yo preferiría caminar con Cristo cinco minutos ahora que caminar
cinco años donde él estuvo!». Necesitamos el panorama de la visión de Pablo
para ver a Cristo en el pasado, en el presente y en el futuro. No es extraño
ver tantos cristianos pálidos, enfermos, anémicos: no conocen al Cristo que
tienen. Si Jesús es el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el autor y
consumador de nuestra fe, si por él todas las cosas subsisten, se sigue que
todo se centra y converge en él.
-POR ÉL, LA CREACIÓN SUBSISTE. «Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él» (Col. 1:16). ¿Cuántos cristianos piensan siempre en Cristo como Aquel en quien «fueron creadas todas las cosas», como dice Colosenses; por quien «todas las cosas fueron hechas», como escribe Juan; por quien Dios «hizo el universo», como leemos en Hebreos? ¿Por qué Dios hizo el universo, a fin de cuentas? Él lo hizo para que un día Cristo pueda ser el todo, y en todos, para que un día, desde el electrón más minúsculo al planeta más poderoso, todos puedan glorificar a Jesús.
Los científicos no
pueden dar la razón del universo: Cristo es la razón. La creación ahora está sujeta
a corrupción, pero un día exhibirá la gloria de Cristo, la esclavitud del
pecado será rota, los hijos de Dios serán manifestados. Y Cristo no solo creó
el universo, y es su objeto, sino que él ahora lo sostiene. La misma existencia
de cada uno de nosotros, para no decir nada de nuestra salvación, depende de
él. Sin él, el universo se desintegraría.
-POR ÉL, LA REDENCIÓN SUBSISTE. Para conformar a los hombres a la imagen de su Hijo, Dios dio a su Hijo. Y en ningún otro hay salvación.
-POR ÉL, EL EVANGELIO SUBSISTE. El evangelio es
simplemente las buenas nuevas de Jesús, a eso él vino, murió, y se levantó otra
vez. No es un programa, un plan, una filosofía que salva, sino una Persona.
Cabía a una Persona alcanzar a las personas, a una Vida alcanzar a las vidas.
El evangelio es una cuestión personal: «Él salvará a su pueblo de sus pecados».
«Si yo fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo».
-POR ÉL, LA BIBLIA SUBSISTE. Verdaderamente, vemos a Cristo a la luz de las Escrituras, porque son ellas las que atestiguan de él. Pero solo podemos ver las Escrituras a la luz de Cristo. Él es la llave de las Escrituras. En todas las Escrituras, él expuso a sus discípulos todas las cosas referentes a él. Todos los caminos conducen a él a través del Libro. Alguien ha dicho que el Pentateuco nos da la prefigura de Cristo; los profetas, los anuncios de Cristo; los salmos, los sentimientos de Cristo; los evangelios, los hechos de Cristo; y las epístolas, los frutos de Cristo.
-POR ÉL, LA IGLESIA SUBSISTE. Dios «lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo» (Ef. 1:22-23). Estamos ligados a él, somos miembros de su cuerpo. Un cuerpo que se sustente en sí mismo y no en Cristo es una monstruosidad, porque es un cuerpo sin cabeza.
-POR ÉL, LA DOCTRINA SUBSISTE. Algunos cristianos se hacen discípulos de una frase en vez de una persona, pulsan sobre una sola cuerda y pasean a través de una cosa predilecta. Algunos se descuelgan por una tangente en la santificación, por ejemplo. Pero la santificación, en sentido estricto, no es solo una doctrina: Cristo es nuestra santificación (1ª Cor. 1:30). Spurgeon dice: «La santidad no es el camino a Cristo; Cristo es el camino a la santidad». Mejor aún, Cristo es nuestra santidad.
Algunos hacen del
Espíritu Santo el estandarte de un movimiento, pero el Espíritu no testifica de
sí mismo, sino de Cristo (Juan 15:26). En ese pasaje clásico sobre el Espíritu,
Juan 7:37-39, es Jesús quien está en el centro de la escena: «Si alguno tiene
sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su
interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de
recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo,
porque Jesús no había sido aún glorificado». Una supuesta experiencia del
Espíritu que fija la atención en sí mismo y no en Cristo, no es confiable.
-POR ÉL, LA RESURRECCIÓN SUBSISTE. Jesús dijo a Marta: «Tu hermano resucitará». Ella dijo: «Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero». Marta era ortodoxa, pero ella necesitaba moverse desde lo doctrinal a lo personal. Entonces Jesús dijo: «Yo soy la resurrección y la vida». La resurrección es no algo a lo cual creer sino Alguien en quien creer.
-POR ÉL, LA FE SUBSISTE. Lo que importa no es la cantidad o la calidad, sino el objeto de nuestra fe. La fe que salva es la fe en Cristo, no meramente creer cosas sobre Cristo. El hombre con mayor valor es el hombre menos consciente de su valor, y el hombre con la mejor fe es el hombre menos consciente de su fe, pero más consciente de su Cristo.
-POR ÉL, TODA LA EXPERIENCIA CRISTIANA SUBSISTE. La vida cristiana es
simplemente Cristo, el morar y el vivir de Cristo. «Para mí el vivir es
Cristo». La vida victoriosa o la vida abundante o más profunda, como quieran
llamarla, es solo Cristo, más de Cristo y menos de uno mismo. Él es nuestra
vida, no solo un maestro de cómo vivir.
-POR ÉL, LA SEPARACIÓN SUBSISTE. Él es el gran
Separador que vino, no a traer paz, sino espada, y él debe separarnos. La
separación no es solo dejar las cosas; ella guía hacia Él fuera del campamento
llevando su vituperio. Cuando él estuvo en la tierra, a menudo hubo una
división de la gente a causa de él, y él todavía divide a los hombres hoy. Pero
hay también aquellos que causan división entre nosotros; éstos deben ser
detectados y evitados.
El punto principal
acerca del regreso del Señor es el Señor. Algunos están mirando simplemente a
algo a suceder, no a Alguien a venir. Nosotros no buscamos un programa de
eventos sino a una Persona.
-POR ÉL, LA COMUNIÓN CRISTIANA SUBSISTE. «Nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su hijo Jesucristo» (1ª Juan 1:3). Oí hablar de una iglesia con un letrero «JESUS ONLY» (Solo Jesús) en frente. Una noche, una tormenta arrancó las primeras letras y dejó «US ONLY» (Solo nosotros). Eso ha sucedido en muchas otras formas hoy. La base de la comunión es Cristo. Usted no puede tener a los santos juntos de ninguna otra manera. Algunos santos no tienen un testimonio, sino solo un argumento. El sello distintivo de la comunión verdadera es el «amor a todos los santos», que fluye de la «fe en Cristo Jesús» (Col. 1:4).
-SIN DUDA, POR ÉL, EL TESTIMONIO SUBSISTE. Nosotros somos sus
testigos, no sus abogados. «No nos predicamos a nosotros mismos, sino a
Jesucristo como Señor». Hay demasiado sermón y muy poco testimonio. La gente no
viene a Cristo al final de una discusión. Simón Pedro vino a Jesús porque
Andrés vino a él con un testimonio.
-POR ÉL, NUESTRO FRUTO SUBSISTE. «El que permanece en
mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer» (Juan 15:5). Lo que cuenta no es lo que es hecho para él, sino lo que es
hecho por él. Me pregunto cuánta de nuestra actividad de iglesia realmente
procede de él. Pensamos que ella depende de nosotros, de nuestro esfuerzo, de
nuestra organización, de nuestro entusiasmo. Necesitamos quitar nuestros ojos
de nuestra eficacia y fijarlos en Su suficiencia.
-POR ÉL, LA RESPUESTA A CADA NECESIDAD SUBSISTE. Dios ha prometido
proveer toda nuestra necesidad según sus riquezas en gloria por Cristo Jesús.
Si necesitamos la victoria podemos reinar en vida a través de Cristo Jesús. Si
necesitamos paz, la paz de Dios guardará nuestros corazones a través de Cristo
Jesús. Si necesitamos sabiduría, él es nuestra sabiduría. Si necesitamos
fuerza, todo lo podemos en Cristo. Como la multitud hambrienta de aquel tiempo,
no necesitamos apartarnos de él para nada.
-POR ÉL, EL FUTURO SUBSISTE. Para el creyente, la
perspectiva no es simplemente ir al cielo sino partir para estar con Cristo. Es
su presencia la que hace el cielo tan glorioso. Y es la separación de él la
característica peor del infierno. Es toda la diferencia entre «Venid, benditos
de mi Padre» y «Apartaos, nunca os conocí». Ser cortados de él, que es la vida,
no puede sino ser muerte interminable; ser cortados de la luz no puede ser sino
oscuridad eterna. La cosa más gloriosa acerca del cielo es que nosotros seremos
como él.
-POR ÉL, EL FUTURO DEL UNIVERSO CREADO Y SUSTENTADO POR
ÉL SERÁ CONSUMADO EN ÉL. En la dispensación de la plenitud de los tiempos, Dios
reunirá todas las cosas en Cristo, en el cielo, y en la tierra.
La pequeña muchacha
que, no sabiendo cómo colocar correctamente un mapa de los Estados Unidos en la
pared, descubrió que en el reverso había un cuadro de George Washington y que
poniendo ese cuadro en posición correcta también montaba el mapa, ilustra una
profunda verdad. Nada se puede ensamblar, ya sea la vida de alguien o el
universo, aparte de Cristo. Pero cuando le conocemos a él, todas las cosas hayan
su lugar, porque en él todas las cosas subsisten, y estamos completos en él.
(Vance Havner (1901-1986) - Pastor, evangelista y autor bautista)