"Escudriñad las escrituras, porque... Ellas son las
que dan testimonio de mí" Juan 5:39
El nacimiento de Jesús divide la historia en
dos partes: Antes de Cristo (A.C.) y después de Cristo (D.C.). Es decir, que la
historia ¡es Su historia! Observemos dónde los magos NO encontraron a Cristo:
en la iglesia. Resulta increíble, ¿no? Los maestros de la ley y los teólogos
leían sin cesar sus viejos y desgastados pergaminos, como lo habían hecho por
generaciones. Les habían enseñado a sus seguidores que el Mesías iba a llegar,
pero no fueron capaces de percibirlo ni reconocerlo cuando llegó. Y sin embargo, el Antiguo Testamento que
leían estaba plagado de versículos relacionados con Jesús.
Las Escrituras
describían su línea ancestral, cuando Dios le dijo a Abraham: "...Todas
las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu
descendencia" (Génesis 28:14 NVI). Identifican a la tribu de la que
descendería: "No será quitado el cetro de Judá ni el bastón de mando de
entre sus pies, hasta que llegue Siloh [El Príncipe de Paz]; a Él se
congregarán los pueblos" (Génesis 49:10). Describían su familia de origen:
"Saldrá una vara del tronco de Isaí [padre de David]; un vástago retoñará
de sus raíces y reposará sobre él el espíritu del Señor" (Isaías 11:1-2).
Predijeron su nacimiento virginal: "...La virgen concebirá y dará a luz un
hijo, y le pondrá por nombre Emanuel" (Isaías 7:14). El profeta Daniel
declaró el tiempo de su nacimiento (Daniel 9:25).
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén
no descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en
la Tierra..." (Isaías 62:1-7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")