“Cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.” Lucas 14:33
Pocos en la iglesia actual están consagrados a Jesucristo
como lo estuvo el apóstol Pablo. Pablo ejemplifica de lo que hablaba Cristo
cuando dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su
cruz cada día, y sígame” (Lc. 9:23). Pablo vivía tan entregado a nuestro Señor
que no le importaba si vivía o moría. Esa
es una actitud de la que prácticamente no se oye en nuestra época materialista
y ególatra. La mayoría de las personas hoy viven para todo menos para lo
que Pablo vivía.
Pablo seguía sintiendo gozo siempre que su Señor fuera
glorificado, aun cuando fuera él mismo amenazado de muerte. Lo único que le
importaba era que se siguiera difundiendo el evangelio, que se predicara a
Cristo y que se exaltara al Señor. La fuente de su gozo estaba totalmente
relacionada con el reino de Dios.
JOHN MACARTHUR
- (Devocional "LA
VERDAD PARA HOY")