“Hermanos míos, tened
por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas.” Santiago 1:2
El gozo que sentimos en nuestras pruebas puede ser uno de
los mayores gozos que experimentemos. Como una de las principales razones de
que Dios envíe pruebas a nuestra vida es para probar la autenticidad de nuestra
fe, ¿qué mejor ocasión para tener gozo que en una experiencia de sufrimiento
que ha probado la realidad de nuestra salvación? Una seguridad fortalecida de
nuestra salvación y de la confianza de que Dios cuida de nosotros, como se
manifiesta en la realidad de que nuestro sufrimiento no pudo quebrantar nuestra
fe ni separarnos de su amor, es causa de la mayor felicidad.
El verdadero gozo no es
una emoción efímera y superficial. El gozo
genuino resulta de factores mucho más profundos que de las circunstancias que
brindan felicidad superficial. Si está atravesando las circunstancias negativas
de la vida, andando a duras penas en la duda y el desaliento, ha olvidado que
el verdadero gozo radica en la confianza de que su vida está escondida con
Cristo en Dios. En la providencia de Dios, ese gozo y esa seguridad pueden ser
más fuertes durante una prueba.
JOHN MACARTHUR
- (Devocional "LA
VERDAD PARA HOY")