“Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y
orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro
Padre que está en los cielos.” Mateo 5:44-45
Cuando yo era pequeño, un amiguito y yo nos buscamos una
vez un problema cuando nos atraparon robando algunas cosas de una tienda. La
policía nos llevó a la cárcel de la ciudad. En ese momento mi papá estaba
jugando golf con algunos diáconos de nuestra iglesia. Le informaron de lo que
había sucedido y fue a la cárcel pensando que se trataba de un error. Entonces
tuvo que explicarles a los diáconos por qué estaba su hijo en la cárcel.
Cuando llegué a casa, mi madre estaba llorando porque
pensaba que yo nunca haría tal cosa. Alguien me dijo: “MacArthur, ¿has olvidado quién es tu padre?” Nunca he olvidado esa
pregunta. Le debía algo a mi padre. Me había dado mi propia vida, y me sentía
feliz de ser su hijo. También me siento feliz de ser hijo de mi Padre
celestial, de modo que debo manifestar algo de su carácter.
JOHN MACARTHUR
- (Devocional Diario "LA
VERDAD PARA HOY")


