UNA MADRE INCREÍBLE
¿Estás cuidando de ti misma? Después de todo ¿Cómo vas a cuidar de los demás si no lo haces contigo misma? Todos tenemos valores y debilidades. Aprende a aceptarte a pesar de tus debilidades. Al hacerlo, comenzarás a aceptar también a los demás, sobre todo, a tu esposo y tus hijos. ¡Y qué gran adelanto significa eso para ser una gran mamá!
En casa hay una pared que se ha convertido en algo precioso para nosotros. Nunca la pintaremos. Nunca la puliremos. Cuando nos mudemos de esa casa, ya encontraré la manera de llevarme la placa de yeso para enmascararla. A los chicos los medíamos en esa pared para ver cuánto crecían. La pared era su guía, era la medida para determinar su crecimiento desde la última medición. Estaban ansiosos por saber sus progresos, por saber cuánto habían crecido.
¿Nunca te preguntaste cuánto estás progresando? ¿Cuán efectivo es el ejercicio de tu maternidad?
Un día Stu y yo estábamos sentados en un pequeño restaurante de Chicago.–Te apuesto a que esa mujer es una gran madre– dijo Stu refiriéndose a nuestra camarera. Allí había una empleada que se mantenía en contacto con el cliente. Ella no sólo tomaba los pedidos, sino que siempre estaba atenta. Realmente miraba a la gente y les hablaba. Escuchaba con atención e interactuaba. Su estilo brillante y triunfador era contagioso. Hacía que la gente se sintiera importante. ¡Qué retrato para una madre increíble! Inclusive le dijimos que creíamos que era una buena madre y que debía tener hijos afortunados.
¿Te gustaría que hubiese una pared en la cual pudieras medirte para ver cuánto has crecido, si has logrado llegar a la altura propuesta? Si yo te diera una pared para que te midieras, marcaría algunos puntos estándares para que tú te sintieras motivada a levantar el puntaje.
1. ¿Estoy creando un ambiente positivo? ¿Tus hijos invitan a sus amigos a casa? ¿Hay una actitud positiva en el aire? ¿Ellos te ven como una amiga, como alguien que se interesa en sus actividades diarias, sus necesidades, o te ven como la gruñona? Si queremos que nuestros hijos tengan corazones felices, tenemos que empezar por nosotras. Tiene que ser captado antes de enseñarlo. Si somos capaces de inspirar actitudes positivas en ellos, el resultado serán acciones positivas. ¿Qué clase de atmósfera creas en tu casa? ¿Capitalizas las alegrías de la vida familiar y minimizas los malos momentos? Hay muchas cosas que pueden contrariarte ¿pero qué logras al quejarte? Detente a mirar tus bendiciones. Concéntrate en lo bueno. Y cuando tus hijos hagan lo mismo, refuérzalos.
En casa yo les doy gracias a los chicos cuando ellos agradecen. Ese es un refuerzo positivo y tiene efectos de larga duración. Encontrar cosas agradables para decir tiene que ser una norma de por vida. Haz que la familia disfrute cada uno del otro. Igual que el elogio y la crítica, necesitas diez afirmaciones para balancear cada frase negativa. Mamá, te exhorto a que prestes atención a las cosas negativas que hay en tu hogar y las apartes de tus hijos. Como resultado, tu familia disfrutará de: Gratitud en vez de rezongos - Confianza en vez de dudas - Paz en vez de conflictos - Creer en vez de sospechar - Certeza en vez de aprehensión - Descanso en vez de cansancio -Seguridad en vez de temor - Libertad en vez de ataduras, y mucho más.
2. ¿Estoy creando un clima que los motive? He tenido oportunidad de trabajar con algunos estudiantes y he visto que la llave es mostrarles amor, de que te preocupas por ellos, que crees que son personas importantes. Eso es suficiente para convertir al más introvertido o arrogante en un simpático muchacho que quiere estar a tu lado.
También en casa funciona que los ames y les muestres cuánto te preocupas. El sacrificar tu tiempo, tu energía y tus talentos en beneficio de ellos, habla por sí solo. Los chicos se parecen a sus padres, ya sea que lo deseen o no, porque viven de acuerdo a cómo han sido moldeados. ¿Qué moldeas en tus hijos? ¿Eres esa mamá serena, constante, tolerante, que con su influencia calma las tempestades y los hace sentir importantes?
2. ¿Estoy creando un clima que los motive? He tenido oportunidad de trabajar con algunos estudiantes y he visto que la llave es mostrarles amor, de que te preocupas por ellos, que crees que son personas importantes. Eso es suficiente para convertir al más introvertido o arrogante en un simpático muchacho que quiere estar a tu lado.
También en casa funciona que los ames y les muestres cuánto te preocupas. El sacrificar tu tiempo, tu energía y tus talentos en beneficio de ellos, habla por sí solo. Los chicos se parecen a sus padres, ya sea que lo deseen o no, porque viven de acuerdo a cómo han sido moldeados. ¿Qué moldeas en tus hijos? ¿Eres esa mamá serena, constante, tolerante, que con su influencia calma las tempestades y los hace sentir importantes?
3. ¿Estoy creando un ambiente en el que realmente hay comunicación? La comunicación es algo más que el solo hecho de estar ahí cuando ellos quieren hablar. Es crucial el escuchar y tus hijos necesitan saber que vas a escucharlos cuando tengan algo serio que discutir.
Pero con los adolescentes hay que provocar la conversación. Es en esos momentos no planeados y sin formalidades cuando ellos están más dispuestos a abrirse para conversar de los temas difíciles. Tendrás que estimular esos momentos. Después de todo, si ambos se sienten a disgusto al hablar de manera informal ¿cómo harán sus hijos para sacar a relucir esos temas? Deberás hacerlo sentir seguro para que pueda expresar sus temores, dudas y fracasos.
En este proceso de comunicación podrás tener un dedo en el pulso de tu familia. Podrás notar quién anda bien y quién se está yendo del cauce. Si sabes qué los hace sufrir y dónde están sus preocupaciones, podrás suplir sus necesidades no después sino ahora. Verás de qué manera dan un paso adelante y toman acción apropiadamente. Deja notas, si es necesario, para comunicar el plan del día, citas, expectativas. Los niños desarrollan naturalmente sus propios horarios sin que les tengas que recordar sus obligaciones. Puedes eliminar muchos "¡oh, mamá!" Si te comunicas, de esa forma tus hijos incorporan tus horarios al de ellos.
4. ¿Estoy creando un ambiente seguro? Somos muy buenas al poner límites a nuestros hijos cuando son pequeños. Pero cuando crecen, creemos que saben ciertas cosas por ósmosis. El resultado es que cruzan líneas que ni siquiera saben que existen. Entonces, no entienden por qué se merecen la disciplina o hay consecuencias desagradables por sus acciones. El crecimiento se convierte en algo confuso en momentos como esos.
5. ¿Y yo? ¿Está equilibrada mi vida? ¿Estás cuidando de ti misma? Después de todo ¿cómo vas a cuidar de los demás si no lo haces contigo misma? ¿Qué dice la azafata antes de comenzar un vuelo? Si hay una emergencia y tú estás con un niño, ponte la máscara de oxígeno primero. Luego tendrás el vigor y el raciocinio como para atender a tu hijo. En la vida es igual.
Permítete descansar. Un poco de aire fresco, alguna diversión de vez en cuando, tal vez un cambio de panorama. Toda mamá debe agendar en su horario algo edificante que vaya más allá de su rutina diaria. No tiene que ser necesariamente algo grandioso. Quizás a ti te complazca darte un largo baño caliente. Quizás leer durante media hora algún libro especial. Tal vez dar un paseo sola. Si tienes algún problema físico o emocional, busca ayuda. No importa la causa, busca soluciones. Las heridas no atendidas pueden que no sólo te afecten a ti. Su influencia puede afectar también a los miembros de la familia. No te sientas culpable por ocuparte en ti misma ya que de esa manera podrás ocuparte realmente de aquéllos a quienes amas.
Date a ti misma. Significa una gran inversión de ti misma en las vidas de tu marido y tus hijos para ser una auténtica mamá increíble. Tu participación en las actividades y vidas de tus hijos significará mucho para ellos, y les dejará una marca indeleble en sus corazones. Muchas mamás han dejado de hacerlo. Al cambiar el enfoque, la familia ha sufrido y también la sociedad. Vive una vida balanceada. Busca tiempo para ti. Pero no te distraigas. Toma la maternidad con pasión.
6. ¿Estoy creando un ambiente benévolo? ¿La experiencia ha producido en tu familia un trato amable y comprensivo de tu parte, o quejas y rezongos? ¿Eres flexible o rígida? Si has organizado una cena familiar y por varias razones no viene nadie ¿prejuzgas y atacas a los ofensores o puedes abstenerte de juzgar y darle a cada uno la oportunidad de exponer sus excusas? ¿Les permites a tus hijos y a sus amigos pasar el día en la sala? Esa generosidad de parte tuya la recordarán de por vida.
¿Tienes una buena cara que hace que tus hijos se sientan cómodos al pedirte algo? ¿Tu cara expresa: está bien equivocarse, yo te sigo amando? ¿Sienten que los vas a escuchar aunque hagan preguntas infantiles? ¿Creen que son lo suficientemente importantes como para que tú reacciones ante sus necesidades con flexibilidad? Ser benévola significa que tus hijos sientan que "está bien. No te preocupes". A veces, más frecuentemente de lo que creemos, los niños necesitan de alguien que sea bueno con ellos, especialmente, cuando no se lo merecen.
7. ¿Estoy siendo diligente? ¿Le estás dando a tu familia una atención constante? Una amiga sirvió coliflor en la cena un día en que estaba de visita el amigo de su hijo. El muchacho jamás había visto la coliflor. En su casa, su padre traía pizza o alguna comida hecha casi todas las noches. Era bueno que su papá tuviera el tiempo y el dinero para traer la comida y así aliviara la carga de la mamá ¿pero es eso, realmente, el cuidado amoroso por una familia? ¿Esa es la mejor solución o la más fácil?
Bien, ¿cómo te sientes al medirte en la pared? ¿Está bien tu altura al evaluarte? ¿Te sientes una gran mamá?
Mamá, no te rindas. No te sientas como que no estás creciendo. Estás haciendo lo más importante del mundo. Estás ejerciendo el cuidado maternal. Estas nutriendo. Algún día, tus hijos reconocerán tus esfuerzos, tus sacrificios, tu apoyo. Entonces, empezarán a mostrar su gratitud. Casi siempre es así.
¡Mamá, tú eres la más grande! Tú comprendes los valores, no los monetarios sino aquellos que cuentan realmente. Tú sabes acerca del desarrollo de los corazones y espíritus. Esos son valores duraderos. Y es allí donde necesitas invertir lo mejor de ti misma: en las cosas que son más importantes para que lo más importante siga siendo lo más importante.
Mamá, es cierto, ¡tú eres increíble! Tienes razones para sentirte bien acerca de quién eres y qué haces. ¡Que Dios te bendiga!
Extraído de "Mamá, eres increíble", de Linda Weber, editorial Unilit.