“Muchos me dirán en
aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos
fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” Mateo 7:22
Una buena manera de evitar el engaño espiritual de sí
mismo es sencillamente conocer y esquivar las trampas religiosas en las que se
puede caer. En primer lugar, hay excesiva preocupación con las simples
actividades religiosas.
El enfoque externo sobre la asistencia a los cultos y a
los estudios bíblicos, el escuchar sermones, el cantar himnos y otras buenas
actividades como esas pueden en realidad apartarlo del conocimiento del Dios a
quien piensa que está sirviendo.
En segundo lugar, hay
una dependencia superficial de las actividades religiosas y las ceremonias
pasadas. El hecho de que usted fuera bautizado cuando
era niño, de que asistiera a la escuela dominical o a la escuela bíblica de
vacaciones, o que se uniera a una iglesia no significa necesariamente que ahora
esté justificado ante Dios.
En tercer lugar, hay un conocimiento religioso de por sí.
Usted puede comprometerse con una determinada denominación y sus tradiciones, o
tener un gran interés académico en la teología. Pero todo eso es inútil si no
está interesado también en ser más semejante a Cristo y más obediente a su Palabra.
JOHN MACARTHUR
- (Devocional Diario "LA
VERDAD PARA HOY")