"...DEBAJO ESTÁN LOS BRAZOS ETERNOS..." (Deuteronomio 33:27 LBLA)
Imagínate la escena:
Un padre jugando con sus dos hijos pequeños; él está dentro de la piscina y les
anima a que corran, den un salto y se lancen al agua para tomarlos en sus
brazos al caer. Uno de los niños lo hace; el otro mira desde el borde, aplaude
y demuestra su alegría afuera. Pero cuando el papá le pide que haga lo mismo,
el pequeño se niega con un gesto y se echa para atrás. ¿Eres tú así? ¿Eres
alguien que vive al borde de la piscina pero nunca se lanza, contentándote con
admirar las experiencias de otros? ¿alguien que prefiere no arriesgarse? Nunca
disfrutarás de lo mejor si te domina el miedo a que pase algo malo. A lo mejor
te justificas diciendo: 'No estoy seguro de dónde voy a caer'. Lee lo
siguiente: "...Debajo están los brazos eternos..." (Deuteronomio
33:27 LBLA). Sería muy insensato de tu
parte cerrar los ojos y lanzarte antes de saber si hay agua en la piscina o que
tu padre te haya dicho: 'Ven, yo te tomo en mis brazos'.
La fe es entender que
la única manera de superar el miedo al agua es zambullirse en ella, porque
Aquél que te está llamando está adentro, listo para recibirte en sus brazos
desde el momento en que llegaste a ser Su hijo. Nada le importa más que tu
seguridad, el progreso de tu fe y el éxito de tu vida. Dios le dijo a Josué:
"...Levántate y pasa este Jordán... hacia la tierra que yo [te] doy...
Solamente esfuérzate y sé muy valiente, cuidando de obrar conforme a toda la
Ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a la derecha ni a
la izquierda, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas"
(Josué 1:2,7). Fíjate bien: "Levántate, pasa, esfuérzate y sé
valiente"; en otras palabras: ¡Da el salto!
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén
no descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en
la Tierra..." (Isaías 62:1,7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional Diario "LA PALABRA
PARA HOY")