"...EL PRUDENTE MIDE BIEN SUS PASOS" (Proverbios 14:15)
Cuando has orado,
planificado y te has preparado, llega un momento en que tienes que dar el
salto. ¿Te asusta? ¡Por supuesto! Existen dos clases de personas: Las que
saltan sin mirar; a éstas las dominan sus impulsos. Y luego están las otras,
las que miran, y miran, y se lo piensan, pero nunca se lanzan; a éstas las
controla el temor. ¿En qué grupo te encuentras? Para llegar a la Tierra
Prometida, Israel tenía que cruzar el río Jordán en la época de crecida; seguro
que hasta el más valiente se sintió amedrentado. Sin embargo, Dios les había
prometido que cuando los pies de los sacerdotes que llevaban el arca entraran
en el agua, ésta retrocedería. Podemos imaginar sus pensamientos: '¿Por qué no
esperar a que baje el nivel del agua? ¿Por qué tenemos que mojarnos primero?
¿Qué pasa si el agua no retrocede y nos ahogamos?'
Hay una marcada
diferencia entre la prudencia y la paranoia. La prudencia te hace poner el cinturón de seguridad; la paranoia no se
monta en el automóvil. La prudencia se lava la suciedad; la paranoia evita
todo contacto humano. La prudencia ahorra para la vejez; la paranoia se aferra
a cada céntimo. La prudencia prepara y planifica; la paranoia se llena de
terror. La prudencia calcula el riesgo y da el salto; la paranoia nunca entra
en el agua. Para alcanzar el destino que Dios te ha preparado, no te reprimas,
sino obedece a Dios y da el salto. En el momento en que lo hagas, se empezarán
a abrir puertas y aparecerán los recursos ahí donde ahora sólo se ve escasez.
Dios te proporcionará los medios, el modo de hacerlo y las personas necesarias.
Por lo tanto, aférrate a Su promesa: "...Yo te he amado; daré, pues,
hombres a cambio de ti y naciones a cambio de tu vida. No temas, porque yo
estoy contigo..." (Isaías 43:4-5).
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén
no descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en
la Tierra..." (Isaías 62:1,7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional Diario "LA PALABRA
PARA HOY")