martes, 27 de diciembre de 2022

¿Tienes tú un corazón dispuesto para Dios? 27 diciembre



¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.” Mateo 12:34-37


Un corazón dispuesto para Dios es aquel que está interesado en complacerle a él por sobre todas las cosas. Pertenece a una persona que pone en primer lugar la palabra y la voluntad de Dios. Esto es muy importante pues lo que guardas en tu corazón se manifestará en todas tus acciones, ya que “de la abundancia del corazón habla la boca”, declaró Jesús en el pasaje de hoy. El corazón del hombre es el lugar donde existe la fuerza de su vida, el motor que mueve sus acciones. Así dice Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.”

En el proceso de santificación que lleva a cabo el Espíritu Santo en aquellos que han aceptado a Jesucristo, el corazón se va purificando y a la vez llenando de los principios divinos. Esto no quiere decir que el pecado desaparecerá por completo de nuestras vidas, pues nuestra naturaleza carnal estará afectando nuestras acciones hasta el momento de la muerte, pero seremos más fuertes para enfrentarnos a las tentaciones que nos presente el enemigo. El rey David era un hombre "conforme al corazón de Dios" (1 Samuel 13:14), y aun así en ocasiones cayó en pecado, pero su vida fue un ejemplo de servicio y fidelidad a su Dios a quien llegó a conocer profundamente. Por eso cuando cedió el trono a su hijo Salomón, le exhortó diciéndole: “Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre.” (1 Crónicas 28:9).

¿Qué te dirige y te motiva cada día? ¿Es la satisfacción de tus propios deseos o estás buscando la paz espiritual de la presencia de Dios? Identifica lo que resulta de más valor para ti y descubrirás lo que hay dentro de tu corazón. Jesús dijo: “Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” (Mateo 6:21). Si tu casa, tu automóvil, y el dinero son tus tesoros, ya sabes que tu corazón está lleno de amor a lo material. Por el contrario, si el Señor es tu deseo y tu foco principal entonces tu corazón es un corazón puro y limpio, y disfrutarás de su presencia. Dice Mateo 5:8: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” No importa con cuanta religiosidad actúes; es lo que llevas dentro de tu corazón lo que verdaderamente importa al Señor, porque Dios no mira la apariencia, sino mira el corazón, dice 1 Samuel 16:7. Las expresiones de “¡Aleluya!” y “¡Gloria a Dios!” no significan nada si tu corazón está guardando rencores y raíces de amargura.

¿Quieres tener un corazón dispuesto para Dios? El primer paso es hacerte una “radiografía espiritual”. Clama a Dios como hizo David diciendo: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.” (Salmo 139:23-24). Él es el único que puede escudriñar tu corazón y además puede cambiarlo de manera que esté de acuerdo a sus principios. En segundo lugar debes ordenar los asuntos de tu vida conforme a esos principios divinos. Hazte el propósito de leer la Biblia todos los días, pasa tiempo en oración pidiendo la sabiduría del Espíritu Santo y toma la decisión de poner a Dios en primer lugar en tu vida.

Cuando tú buscas el rostro del Señor día tras día, y llegas a tener una íntima comunión con él, notarás que tus pensamientos y deseos se alinearán con los suyos. Concéntrate en Dios y sírvele en algún ministerio. Cuando él llegue a ser el centro de tu vida podrás afirmar que tu corazón ha sido transformado de acuerdo a los patrones de Dios, y sentirás un constante deseo de complacerlo solamente a él.


ORACIÓN. Padre santo, yo anhelo complacerte en todo lo que yo haga. Por favor escudríñame, límpiame y arranca de mi corazón todo aquello que impida una íntima comunión contigo. Y dame la fuerza y el valor para darte a ti el primer lugar en mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.


ENRIQUE SANZ – (DEVOCIONAL DIARIO “DIOS TE HABLA”)








TRADUCCIÓN