“Bendito el Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una
esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una
herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos
para vosotros” 1ª Pedro 1:3-4 (Leer 1ª Pedro 1:5-7)
De los pasos
que los “Alcohólicos Anónimos” han bosquejado luego de largas y fecundas
pruebas:
“(1) Admitimos
que éramos impotentes para vencer al alcohol, que nuestras vidas estaban fuera
de nuestro control.
(2) Llegamos a
creer que un Poder mayor que nosotros podría volvernos a la salud.
(3) Hicimos la
decisión de entregar nuestras vidas y voluntades al cuidado de Dios, tal y como
comprendíamos a Dios.
(4) Hicimos un
preciso e intrépido inventario moral de nosotros mismos.
(5) Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y
ante otra persona la naturaleza exacta de nuestro mal.
(6) Estuvimos
enteramente dispuestos a permitir que Dios eliminara todos los defectos de
nuestro carácter.
(7) Le pedimos
humildemente que quitase nuestras deficiencias.
(8) Hicimos una
lista de las personas a quienes habíamos perjudicado y estuvimos dispuestos a
indemnizar a todas ellas.
(9) Resarcimos
de los prejuicios causados directamente a las personas perjudicadas cuando tal
cosa fue posible, excepto en los casos en que hacerlo las hubiera perjudicado a
ellas mismas o a terceros.
(10) Continuamos tomando un inventario personal y
cuando nos desviábamos estábamos listos a reconocerlo.
(11) Por medio
de la oración y la meditación buscamos intensificar nuestro contacto,
consciente con Dios tal y como lo comprendíamos, pidiendo sólo el conocimiento
de su voluntad para nosotros y el poder para cumplirla.
(12) Habiendo
tenido una experiencia espiritual como consecuencia de estos pasos, tratamos de
llevar este mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios”.
Dice el Dr.
Carlos Mayo: “Es posible arreglárselas con una pierna de madera, pero no es
posible vivir con una cabeza de madera. Es el cerebro lo que cuenta, pero para
que el cerebro pueda mantenerse límpido es necesario mantener limpio y sano el
cuerpo. Tal cosa no puede hacerse si se bebe alcohol.” Tomás A. Edison añade:
“Soy un abstinente total de bebidas alcohólicas. Tengo algo mejor en qué usar
mi cerebro.”
Yo no pienso
Que deba beber,
Porque cuando
bebo
No pienso.
ORACIÓN. Oh Dios, me entrego, alma y cuerpo,
por el tiempo y la eternidad; me entrego a la libertad de todo hábito y deseo
que me pueda esclavizar. Y ahora, ayúdame a tender la mano para auxiliar a
alguien que esté necesitado y en lucha. Amén.
AFIRMACIÓN PARA EL DÍA: "He
aquietado y acallado mi alma…; mi alma es como niño destetado" (Salmo 131:2).
E. STANLEY JONES - (DEVOCIONAL DIARIO “EL CAMINO”)