“Pero a mi
siervo Caleb, por cuanto […] decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra
donde entró…” Números 14:24 (Leer: Núm.
13:26-32;14:20-24)
Caleb era una persona «de todo corazón». Con Josué,
formaron parte del equipo de doce espías que exploraron la tierra prometida.
Dijo: «Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros
que ellos» (Números 13:30). Sin embargo, los otros diez afirmaron que era
imposible conquistarla. A pesar de las promesas de Dios, solo vieron obstáculos
(vv. 31-33).
Diez hombres hicieron que el pueblo se desanimara y se
quejara contra Dios, y peregrinaron 40 años por el desierto. Pero Caleb nunca
se rindió. El Señor declaró: «Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él
otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde
entró, y su descendencia la tendrá en posesión» (14:24). Después de 45 años, Dios cumplió su promesa, cuando Caleb, de 85 años,
recibió Hebrón «por cuanto había seguido cumplidamente al Señor Dios de
Israel» (Josué 14:14).
Siglos más tarde, un experto de la ley le preguntó a
Jesús: «Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento» (Mateo 22:36-38).
Caleb sigue inspirándonos por su confianza en un Dios que
merece nuestro amor, confianza y compromiso de todo corazón.
Señor, quiero tener el corazón de Caleb.
El compromiso con Cristo es un llamado diario.
(La Biblia en
un año: Marcos 5:21-43)
DAVID C.
MCCASLAND - (DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")