INTRODUCCIÓN A LAS DEVOCIONES DE LUJIO
Punto decisivo
El capítulo trece es un
punto decisivo en el libro de Hechos. Es lo que Winston Churchill hubiera
llamado uno de los goznes de la historia. Marca el comienzo de la tercera fase
de la gran comisión de nuestro Señor. En el capítulo que abre este libro, antes
de que haya ascendido a los cielos, Jesús les dijo a Sus discípulos: “pero
recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos” (Hechos 1:8a). Entonces les delineó geográficamente cómo los
testigos debían de proceder, empezando en Jerusalén, y después en Judea y
Samaria, y finalmente hasta lo último de la tierra. En el capítulo 13 nos
encontramos con el comienzo de la última fase, el ir hasta lo último de la tierra.
Es también el comienzo del apostolado de
Pablo. Hasta este momento, aunque fue llamado a ser un apóstol cuando fue
convertido en el camino a Damasco, nunca ha actuado como un apóstol. Ahora,
unos once o doce años después de su conversión, comienza a cumplir su
ministerio al cual fue llamado como un apóstol de Jesucristo. Quizás lo más
importante sobre esta sección sea que aquí se encuentra una revelación de la
forma en la que el Espíritu guía, cómo el Espíritu guía a Su pueblo.
“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía,
profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Cirene,
Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.
Ministrando estos al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: ‘Apartadme a
Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado’” Hechos 13:1-2
(Lea: Hechos 13:1-12)
El punto decisivo en el
libro de Hechos comienza con un grupo de cristianos en la iglesia de Antioquía
que están ejercitando los dones espirituales que les fueron dados. Anotados
aquí hay ciertos profetas y maestros; hombres que tenían el don de profecía, y
otros que tenían el don de enseñanza. Mientras que estos hombres estaban
llevando a cabo el cumplimiento de sus dones, ocupados haciendo lo que Dios les
había equipado para hacer en la iglesia, el Espíritu de Dios les habló.
Hay mucha gente que
están buscando ser guiados por Dios en alguna forma dramática. Piensan que deben de irse y vivir en una
cueva en algún sitio a comunicarse con la naturaleza para que Dios pueda
hablarles. Una vez que se hayan apartado a alguna montaña en algún sitio,
entonces Él les hablará de alguna forma dramática y les volverá a mandar con un
gran sentido de llamamiento. Quizás algunos aquí hayan estado esperando treinta
o cuarenta años para que eso ocurra, y no ha ocurrido todavía. Quizás no vaya a
ocurrir para nada, porque Dios no nos llama de esa forma muy a menudo. A veces
lo hace, pero normalmente Su llamamiento viene cuando uno está ocupado
ejercitando su don donde está. Estos hombres estaban ocupados utilizando sus
dones, y en medio de su actividad vino el llamamiento del Espíritu.
No sé cómo habló.
Quizás haya sido por medio de alguna declaración profética de uno de estos
profetas al estar reunidos alabando y ministrando. O quizás haya sido que habló
de la forma en la que habla a muchos hoy en día en lo que hemos aprendido a
llamar “unanimidad insistente”, una profunda convicción compartida por todos en
el grupo que el Espíritu de Dios desea una cierta cosa. Esto es a menudo la
forma en la que Dios obra. Habló a hombres que estaban ya trabajando, haciendo
lo que sabían hacer. Puedes dirigir un barco o conducir un coche si se está
moviendo, pero es muy difícil hacerlo cuando está quieto. A Dios le gusta mucho ver a la gente trabajando en lo que saben hacer,
y es entonces que les puede dar más dirección.
Fíjate también en dos
elementos de la elección soberana del Espíritu: Eligió a los hombres y eligió
la obra. Dijo: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he
llamado”. No le dijo a la iglesia qué obra sería, aunque sí se lo había dicho a
Bernabé y Saulo. No nos enteramos de lo que es hasta que no seguimos leyendo y
vemos lo que hicieron. Pero el Espíritu les había hablado a estos hombres y
puso en ellos una profunda preocupación por llegar al mundo a su alrededor;
entonces le dijo a la iglesia: “Ahora apartadlos para este propósito”. Esta es
la forma en la que el llamamiento de Dios vino en este empuje inicial hacia lo
último de la tierra.
ORACIÓN. Querido Padre, hazme un
seguidor obediente de la estrategia del Espíritu. Enséñame a utilizar mis dones
al servirte y a confiar que Tú me guiarás.
APLICACIÓN PARA LA VIDA. ¿Es la estrategia del Espíritu el
principio operante para cómo observamos y obedecemos Su llamamiento? ¿Servimos
con la expectación de que Dios hará clara Su elección de personas y sus dones y
llamamiento?
RAY STEADMAN - (Dev. "EL PODER DE SU PRESENCIA")