"Deja tus preocupaciones al Señor..." (Salmos 55:22 DHH)
Entrégale tu matrimonio
a Dios. ¡La última palabra la debe tener la Palabra de Dios! Buscar ayuda
profesional es positivo, pero hasta que no hayas entregado el título de
propiedad de tu matrimonio en Sus manos, no habrás usado tu mejor alternativa.
'¿Qué significa en la práctica entregar mi matrimonio a Dios?'. Dos cosas:
1) Dejas de llevar la voz cantante, puesto que eso le
corresponde a Él. Debes quitarte de en medio para que Él pueda hacer Su obra
sin estorbos. Tu interés personal y tu necesidad de control deben rendirse a Su
voluntad. Mientras insistas en "tener razón" y "enderezar"
a tu cónyuge, seguirás siendo parte del problema. Por otro lado, cuando le
entregas el problema al Señor, Él se encarga de solucionarlo (y no tú).
2) Aprendes a caminar "por fe... no por vista" (2
Corintios 5:7). Cuando sientas que las cosas se te van de las manos, querrás adueñarte
de nuevo del problema. No lo hagas, o volverás con más fuerza a hacer lo que no
funciona. Renueva tu determinación de dejar que sea Dios quien tenga el control
y trabaje en el corazón de ambos. Camina por fe y no por sentimientos. El
salmista lo expresó así: "Deja tus preocupaciones al Señor (Él las
llevará), y Él te mantendrá firme..." (Salmo 55:22 DHH). Cuando le confías
a Dios la situación, suceden tres cosas:
a) sientes paz;
b) es probable que la
resistencia de tu cónyuge disminuya porque ya no sigues dándole vueltas a lo
mismo;
c) Dios se pone manos a
la obra: "...El que comenzó en vosotros la buena obra la
perfeccionará..." (Filipenses 1:6).
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")