jueves, 25 de junio de 2015

Permanecer cuando tienes ganas de abandonar (1) 25 junio




"...el hombre no debe separar lo que Dios ha unido."  (Marcos 10:9 DHH)


No todas las relaciones se pueden rescatar. Cuando el abuso físico, mental o emocional amenaza la integridad de tus hijos, o la propia, quizás te veas obligado a abandonar. Y si no lo haces podrías acabar viviendo una desgracia. Pero cuando exista la posibilidad de solucionar la situación, lo que antes era una relación problemática puede convertirse en una fuente de alegría y satisfacción para todos. Aquí tienes algunas claves que te ayudarán a permanecer en el hogar y que esa decisión merezca la pena:

Ve el pecado como Dios lo ve, tanto el tuyo como el de tu cónyuge. Estás crispado y angustiado, lo cual es comprensible, porque la otra parte es incorregible y egoísta. Tu cónyuge es el pecador recalcitrante y tú el santo a quien han herido. Él o ella necesita una renovación y tú eres el encargado de que la experimente.

Criticar, quejarse y querer tener el control parecen muy poca cosa si se comparan con un marido (o mujer) que insulta, bebe y se da a la pornografía. No obstante, desde el punto de vista de Dios el pecado es pecado, ¡sea tuyo o de tu cónyuge!, y es dañino en cualquier relación. Deja de "clasificar" el pecado e intenta descubrir esa fuerza que transforma las relaciones y que consiste en afrontar la situación como Jesús enseñó. "¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, cuando tienes la viga en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano" (Mateo 7:4-5).

¡Te sorprenderás de ver el modo en que Dios va a hacer que tu cónyuge reconozca y solucione "su" problema cuando tú seas sincero y soluciones "el tuyo"!
   

BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA HOY")







TRADUCCIÓN