CUANDO SIENTO MIEDO ¿EN QUIÉN
CONFÍO?
Por Isabel Andrickson
La pasada semana tuve la oportunidad de asistir a la conferencia de
Coalición por el Evangelio que se celebró en la ciudad de Orlando. Y para no perder la costumbre, en mis vuelos en avión recibo de parte del
Señor una hermosa enseñanza. ¿La razón? Creo que ha sido parte de Su plan para
trabajar en mi temor.
Son tan variadas las anécdotas de mis viajes que si las compilo todas,
podría adaptar el título del libro de Henry Blackaby y llamarlo “Mi experiencia
con Dios en el aire”. Desde recordarme en un vuelo en medio de mal tiempo, las
enseñanzas de John Piper de que aún los cielos nublados, relampagueantes y con
fuertes truenos “cuentan la gloria de
Dios” hasta colocarme, como ocurrió en esta ocasión, al lado de una persona que
temblaba de miedo. Y no lo callaba.
Debo confesarles que mi primera intención fue tratar de cambiar de
asiento…pero Dios tenía otros planes. Esta persona -quien era cristiana- me
comentó que yo daba la impresión de estar acostumbrada pues parecía muy
tranquila. Estuve tentada a quedarme callada
pero el Señor no me lo permitió, pues, de hacerlo así, la gloria sería
mía.
…Terminé compartiéndole que igualmente yo sentía temor y que esa paz que
observaba se debía a que aprendí lo que dice el Salmo 56:3 “El día en que temo,
yo en ti confío”. De allí pasamos a
reflexionar en el carácter de Dios, Su Soberanía, Su control absoluto sobre
todo, la necesidad de recordarnos y predicarnos a nosotros mismos Su
Palabra, de recordarle a nuestras almas Quién es Él, y rendirnos a que se haga
Su perfecta voluntad en nuestras vidas.
¿Qué ocurrió después? Al hablarle las mismas verdades bíblicas con que
Dios me había ministrado a mí primero, no solo sus miedos se desvanecieron sino
que mi propio temor se esfumó, pues el Señor me ayudó a olvidarme de mí y me
ocupó en llenar una necesidad ajena.
¿Cuáles enseñanzas atesoro de esta experiencia con Dios en el aire?
1. Puedo confiar en Dios aunque sienta temor
(Sal.56:3);
2. El miedo es una oportunidad de confiar en Dios y
depender de Él. Como dice Nancy Leigh DeMoss “todo lo que me haga necesitar más
de Dios, es una bendición”;
3. Dar el salto de fe a pesar del miedo, implica una
mayor confianza en Dios que si hubiera ausencia de temor;
4. En mi temor, recordarle a mi alma Su Palabra, Sus
promesas, Su carácter;
Dios no desperdiciará el temor que coloque en Sus manos; lo usará para
que ayude a otros como Él lo hizo conmigo (2ª Co. 1:3-5);
5. La clave para experimentar Su perfecta paz consiste
en desenfocarme de mí y de mis temores para perseverar en pensar en El (Is.
26:3);
6. En mi debilidad, Él se hace fuerte (2ª Co. 12:9-10)
por tanto, no debo disfrazar mi temor. ¡Que la gloria sea Suya!;
8. Agradecer y meditar en Su gran, perfecto y eterno
amor por mí que lo llevó a morir en la cruz y así echar fuera todo temor (1 Jn.
4:18).
¿Cómo enfrentas tus temores? ¿Los aprovechas como una oportunidad de
confiar en Dios?